¿TIENEN DERECHOS LOS ANIMALES?

Columna de opinión #ElDerechoaDisentir Por Itzae Valdez

Contestar si o no, a la pregunta que titula esta columna, seria abrir la puerta a un largo debate ético, moral, jurídico y científico, que podría llevarnos a muchas posturas aceptables para unos y cuestionables para otros; así que solo plantearé algunas cuestiones que deben considerarse a la hora de hablar de los derechos de los animales.

El proceso histórico surgido en Europa conocido como “La Ilustración” en el siglo XVIII, fue una corriente intelectual, artística y política que afirmaba la construcción de un nuevo mundo por medio de la razón y que además, se oponía al régimen vigente en esa época, este proceso inspiraría uno de los acontecimientos más importantes de la historia de la humanidad, la Revolución Francesa.

La Revolución Francesa cambiaria el modelo económico, social y político. En 1789 la Asamblea Nacional Constituyente de Francia aceptaría la “Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano” fundamentada en los derechos naturales que defendían los pensadores ilustrados. Esta declaración es la base de lo que en las sociedades modernas conocemos como derechos humanos.

Los derechos humanos son uno de los resultados de decenas de años de evolución de nuestras sociedades, por tanto requieren de un marco legal e institucional que solo puede ser posible bajo el uso de la razón y ejercidos bajo el mismo albedrio, y supone en respuesta, una serie de obligaciones.

Hablar de los “derechos de los animales” es ambiguo, aunque varios grupos animalistas exijan brindar esta cualidad legal y ética a especies no humanas, la realidad es otra, pues los animales por si mismos no podrían ejercer sus derechos, desde cualquier perspectiva estarían siempre bajo la tutela de nuestra especie.

Por ejemplo, ¿no tendrían derecho nuestras mascotas a decidir si quieren o no ser esterilizados? Ya que al hacerlo evidentemente se viola su derecho a la reproducción; la respuesta es muy obvia y hasta trivial, pues esa decisión depende obviamente de un dueño responsable, sin embargo para este caso no necesitaríamos ejercer un derecho, si no construir una ley.

En nuestro país existe una legislación importante en materia de protección animal y más de una decena de entidades tienen sus propias leyes, pero parecieran letra muerta. El maltrato animal es reflejo de una sociedad violenta, quien hace daño a un ser indefenso muestra síntomas patológicos y debe preocuparnos pues la violencia en este país ha causado mucho daño.

En Hidalgo en el 2016 dentro del código penal se tipifico el maltrato animal para interponer sanciones y en nuestra entidad existe la “Ley de Protección y Trato Digno para los Animales en el Estado de Hidalgo”, pero ambos mecanismos siguen siendo insuficientes.

Hablando claro, hasta hoy, nuestras sociedades han “funcionado”, por medio de la utilización de la naturaleza, pero cuando se rompe la armonía surgen los excesos. Ninguna necesidad esencial justifica el maltrato animal.

Lo expuesto anteriormente no quiere decir que el autor de estas líneas este en contra de los animales, es mas bien el intento de no perder la brújula para organizarse y exigir leyes mas severas en contra del maltrato animal.

La enorme labor altruista que hacen quienes defienden a los animales es de suma importancia, pero el derecho más primordial de los animales seria quizás conservar su esencia, es decir su animalidad y es responsabilidad nuestra asegurar el bienestar de todas las especias animales y vegetales, pues la empatía y la sensibilidad son algunas de las grandes cualidades que tenemos como especie.

FE DE ERRANTES:

La aprobación del titular del recientemente creado, “Instituto Municipal de Cultura Física y Deporte”, sigue con la tendencia de exportar funcionarios públicos, el amplio Curriculum de quien estará al frente de la entidad, es opacado por el menosprecio a ciudadanos Tepejanos con formación y experiencia suficiente.

Tepeji necesita funcionarios capaces, es cierto, pero también con un arraigo importante a su municipio y con conocimiento de sus necesidades. ILUSTRACIÓN DE LUIS QUILES

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