Ciclos
Detrás de cada noticia publicada y en más ocasiones detrás de cada noticia no publicada, se esconden historias que incluso son más interesantes que la nota misma, sin embargo en estos tiempos de información digital y ante una evidente poca lectura por parte de la sociedad, un periodista o reportero decide omitirlas en aras de entregar notas cortas de rápida lectura, pero estas historias deben tarde o temprano ver la luz independientemente de si son breves o largas, deben dejar la oscuridad de los relatos entre amigos y ser conocidas para entender un poco más allá la sociedad en la que vivimos y moldear la que deseamos, el fin de semana en una mesa de café recordé una historia y decidí que ya era hora de contar todas estas historias. Dicho lo anterior espero alimentar de vez en vez esta sección que titule “Ciclos” con la cual pretendo de manera personal cerrar círculos en torno a historias que han afectado no solo mi trabajo, sino también a mi familia, a mi labor y en ocasiones hasta mi paz y mi alma, será en un sentido final y estricto un ejercicio de catarsis, pues las letras siempre han tenido ese efecto en mí, como un bálsamo un remedio que alivia y cura. La mejor estudiante de la Técnica 54 de Tepeji. Antes los medios publicaban nombres y rostros de los detenidos, se omitían sus rostros solo en caso de ser menores de 18 años de edad, de tal forma que un día la Policía Municipal de Tepeji detuvo a un joven de 15 años afuera de la escuela Secundaria Técnica Número 54 en Tepeji del Río, se le encontró entre sus ropas una cantidad suficiente de mariguana para considerarlo como venta, y la noticia así fue reportada hace como unos 6 años, como medio nos sentíamos satisfechos de ayudar exhibir y dar a conocer la situación de la venta de droga afuera de planteles públicos pues era una manera de evidenciar la gravedad del problema y obligar a que los padres hablaran del tema con sus hijos para evitar caer en adicciones. Es verdad que un periodista siente algo de satisfacción en dar a conocer situaciones de esta naturaleza, evidentemente cada persona debe hacerse responsable de los actos de su vida, tanto en el caso de este joven como de sus padres, y no buscar culpables en terceras personas ni menos venganzas con quienes en la sociedad han sido llamados a servir informando, al final el que termine sabiéndose quien es el narco menudista, que además era egresado de la misma escuela secundaria número 54, ayudaría a que muchos padres alejaran ese tipo de “amistades” de sus hijos, y de ahí el valor y la importancia de que este tipo de información se dé a conocer, aunque hoy las leyes limitan el que se publiquen fotos y nombres, pero que muy a pesar de ello, siendo Tepeji un municipio con una dinámica todavía de pueblo, todo termina sabiéndose, tarde o temprano. La verdadera historia empezó 24 horas después, cuando recibimos una andanada de amenazas de perfiles de Facebook ordenando bajar la publicación del jovencito detenido so pena de que seriamos demandados penalmente por violar derechos de un infante, la mayoría de ellos en tono amenazante y aludiendo a venganzas de todo tipo, el cúmulo de mensajes nos llamó la atención porque jamás habíamos tenido una experiencia de este tipo (su solicitudes de dos o tres personas que piden o amenazan para que quitemos una información), y de los varios que escribieron identificamos en primera que eran niños estudiantes de la 54 y de entre ellos dos perfiles, uno de un estudiante de la secundaria vecino mío que decidí encarar a su padre, mostrándole los mensajes de su hijo y las amenazas, el padre obvio dijo desconocer todo, pues sus hijos manejan varios perfiles, ocultando lo que de verdad opinan y publican con perfiles con otros nombres, como sea el padre de familia se disculpó, ofreció que su hijo no volvería escribirme pero aportó datos que en unos momentos más les describiré. Otro de los perfiles que escribió amenazas fue más allá y me agredió verbalmente ya en una conversación, por lo que decidí buscar a sus padres, a los cuales contacté casi de inmediato ya que es un conocido de toda la vida, el padre de familia puso a su hijo al teléfono, también hubo una disculpa pero para mí no bastaba, no era suficiente, así que exigí verlo y una vez en persona en Plaza del Río, el padre de familia contó todo lo sucedido luego de que se dio a conocer la noticia del detenido con marihuana. El estudiante terminó confesando que “la campaña” en contra de Contrapuntos la organizó una niña estudiante, la estudiante más destacada de su generación, una niña de “puros dieces” como la describieron, pero que era novia del muchacho detenido, y por tanto decidió convencer a sus compañeros para que me exigieran bajar la información de su novio detenido, ella les dio los textos y en muchos casos los niños al dudar de si debían o no hacerlo o no ella tomaba sus celulares y escribía los mensajes, suponemos que con toda su inteligencia empleada en amenazarnos, nos obligaría a quitar la noticia, pero no lo logró. En lugar de ello supimos su nombre, su dirección y todos sus datos generales ya que sus propios compañeros terminaron delatándolo, pero decidimos dejarlo por la paz, jamás entré en comunicación con ella ni con sus padres (los cuales suponemos que negarían todo y defendería a la hija de los dieces, quizás ellos ni sabían que tenía novio o si sabían quizá no sabían que vendía marihuana a los estudiantes de la 54), a quienes al final conocí de vista por una actividad que a continuación les contaré. En esa época me invitaron a dar una conferencia con motivo de la entrega de Becas de Bancomer, actividad para la cual irían estudiantes de varias secundarias junto con sus padres, algo así como unas 900 personas reunidas en la sala 6 de Cinépolis, al revisar el nombre de quien yo entregaría no solo su beca, sino un reconocimiento por el mejor promedio de los tres años de toda la secundaria, ahí estaba el nombre de la niña que había decidido emprender una campaña de amenazas en contra de mi labor para defender a un delincuente, entre en shock, y decidí entonces modificar el texto de mi conferencia y decidí aprovechar la etapa final de mi ponencia y contarles a los padres de familia de la 54 todo lo sucedido detrás de la noticia del detenido con la droga. Para mala suerte de la niña, se sentó en primera fila, siendo la galardonada principal, y desde que empecé mi participación se veía como ella quería hundirse en el sillón, jamás pudo voltear a verme sino que la mirada la desviaba nerviosa para todos lados, y todo empeoró aún más con ella cuando inicie mi segunda etapa, terminé contándoles a los padres de familia todo lo sucedido, la detención del joven con la droga, los mensajes de amenaza de los estudiantes de la 54, les hice ver que era una estudiante la que había organizado la campaña de mensajes vía in box (de los cuales quedaron constancia y los guardé) aunque nunca di su nombre ni una pista para identificarla, pero yo me paseaba en mi participación frente a ella, sin que ella jamás pudiera voltear a verme. Supongo que quería que en ese momento la tierra se la tragara, la veía prácticamente sumida en su butaca, quizá espantada porque al final yo dijera “y esta persona está aquí, recibiendo el máximo galardón, y que tras señalarla con el dedo dijera su nombre es …”, pero ese nunca fue mi plan, solo quería que ella supiera que yo lo sabía todo, porque al final sus propios compañeros terminaron confesando todo lo que les pidió, a algunos se los exigió y en otros de los casos ella misma lo escribió en sus celulares, pues algunos la describieron como autoritaria y por momentos violenta. Al final le entregué su reconocimiento por el mejor promedio (o segundo mejor promedio quizá ya no recuerdo con claridad ese detalle) pero le extendí la mano, ella nunca levantó la cabeza, me incliné levemente hacia ella y le dije suavemente “felicidades”, ella solo atinó a darse vuelta e irse con los hombros levantados y la cabeza sumida, jamás volví a saber de ella ni si quiera podría reconocerla si me la encontrara mañana en la calle, aunque luego me enteré de situaciones más graves en las escuelas técnicas de Tepeji, ya que se estaban gestando “pandillas” de delincuentes que tenían como actos de iniciación a la vida delictiva, meterse a robar a casas de sus propias compañeras para robarles sus cosas de valor y ropa interior, pero esa historia se las contare en la próxima entrega de esta sección “ciclos”.
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