En la cima del cerro de Teptha, en el Valle del Mezquital, se encuentra la comunidad otomí de El Palmar, perteneciente al municipio de Santiago de Anaya, en el estado de Hidalgo. Hace 19 años, la comunidad inició el rescate de un circuito de grutas que hasta entonces eran utilizadas como depósito de basura, iniciando con ello una actividad turística con la cual han contribuido a la economía local, la preservación del entorno natural y de las pinturas rupestres localizadas en las grutas. Actualmente, las grutas de Xoxafi, que en castellano significa “Trueno que cae” son un referente en el turismo de aventura y en la experiencia comunitaria de rescate de los recursos naturales. Todo empezó cuando Don Raymundo junto con otros ejidatarios otomíes decidieron recorrer y limpiar las grutas que tenían como acceso principal la Cueva del Diablo, llamada así debido a que era un foso habitado por murciélagos. Con la limpieza y habilitación del sitio llegaron visitantes interesados en vivir la experiencia de recorrer una gruta seca; poco a poco la fama de las grutas de Xoxafi se extendió y ahora es uno de los lugares reconocidos a nivel mundial por la belleza de sus túneles, la aventura de realizar rappel y recorrer su interior en tirolesa, así como por la calidad de los servicios turísticos, entre los que destacan los recorridos con guías certificadas y conocedoras de la historia y la cultura de la región.