CICLOS.
Antes de que nos olviden… Me daré un lujo que jamás me di como reportero y como titular de un medio de comunicación, contarles una historia personal, la historia de un suceso que marcó mi vida a los 15 años cuando trabajé en KALTEX planta 3, y de cómo ese hecho estuvo a punto de acabar con mi vida. Mi consejo para quienes no les gusta leer es, que mejor abandonen esta lectura porque será larga, en ese caso les propongo que mejor busquen un reel de 20 segundos o un tik tok que les aporte 10 segundos de felicidad a sus vidas. Egresé en 1989 de la Secundaria Técnica número 12 y a menos de una semana de la graduación mi madre ya me había “conseguido” trabajo con “Don Cuishiro” en una obra a escasos 20 pasos de la casa (para ese entonces mi madre que crió por etapas ella sola a 5 hijos, me dijo que ya no había para pagar estudios y que era hora de trabajar y aportar recursos al hogar, ya que vivíamos en situación precaria como arrimados y apestados en casa de los abuelos), así pasé el verano, primero metiendo el material como piedra, grava, arena, block y sacos de cemento a la obra, para luego pasar a ser ayudante de albañil, trabajo duro que a esa edad apenas y pude con el. Un pariente en ese entonces me comentó que estaban recibiendo personas para trabajar en KALTEX, y viendo que no duraría trabajando como ayudante de albañil, decidí acudir a pedir trabajo e ingresé en agosto pero nunca imaginé que a los pocos meses casi perdería la vida en el departamento de Engomado (Coleman) de planta 3 en Santiago Tlautla. Tal y como lo hacen muchos habitantes de Tepeji, tuve que alterar mi acta de nacimiento para aumentar mi edad y poder entrar a KALTEX ya que la edad mínima para ser aceptado era de 16 años, así empecé como barrendero en el departamento de Engomado en Coleman, trabajo en el que extrañamente fui feliz pero como todo en la vida, duró poco ya que luego me asignaron al área donde elaboran la goma, un sitio con varias tinas enormes que no son sino licuadoras gigantes que se calientan con vapor y tienen capacidad para “batir” más de mil litros cada una, en estas unidades incluso una persona cabe parada para que se haga una mejor idea de sus dimensiones (mas grande que un tinaco de mil cien litros de los empleados en casas) y cuenta con un eje al centro movido por un motor y varias aspas, yo recuerdo tres, que cubren prácticamente toda el área interna, el espacio entre los extremos de las aspas y la orilla de la tina es apenas de escasos centímetros. La descripción que hago del equipo es para que se hagan una mejor idea de cómo estas enormes licuadoras batían las formulas de goma con una fuerza de hasta sesenta revoluciones por minuto, a temperaturas de ebullición, pero a cada tanto dependiendo del hilo y como se planeaba tejer, el oficial de esa área o el supervisor ordenaba a su chalán mover las aspas a distintas alturas. Un día un supervisor que le apodaban El Piojo (no recuerdo su nombre), -al cual yo le caía muy mal- me ordenó mover las aspas de altura, algo que ya había hecho en el pasado pero que me generaba ansiedad, a pesar de ello, yo podía con el encargo muy a pesar de lo pesadas que eran las aspas, pues había que aflojarlas del eje color cobrizo con una llave y moverlas a la altura que te ordenaban y luego apretarlas, no hacerlo bien era garantía de que al girar las aspas se “barrieran” y no mezclaran la goma, o en el peor de los casos que se barriera y fueran a dar al fondo de la tina de engomado, con lo cual la goma debía ser vaciada y desperdiciada en lo que se corregía el error. Ese día El Piojo me ordenó que me metiera en una de las tinas, incluso no recuerdo porqué mi oficial de nombre Ceferino(+) no estaba presente, antes de ingresar se esperaban a que se enfriaran las tinas, se limpiaban con chorros de agua y luego uno ingresaba a como dios te daba entender, pero en esa ocasión algo extraño en mi ocurrió, ya que en lugar de aflojar y luego apretar una por una, es decir, de manera individual cada una de las tres aspas, afloje todas al mismo tiempo, a manera de que no cayeran pero luego las reafirmaría en su lugar, esa extraña e inusual decisión fue la que salvó mi vida, pero hoy todavía no entiendo porqué lo hice si no era la norma y además nadie me lo pidió así, solo lo hice. Lo que sucedió enseguida es algo que aún no recuerdo con claridad, sólo escuche un ruido fuerte que fue el del motor accionándose, sentí varios golpes y perdí el conocimiento, no supe cuanto tiempo estuve desmayado y para cuando recuperé los sentidos, estaba mi pie atorado en un tubo por donde bombeaban la goma y estaba atorado entre las aspas, que gracias a Dios, no tuvieron la fuerza de matarme, ya que el eje giró pero las aspas se detuvieron con mi cuerpo producto de que no las apreté con la fuerza que debían llevar, me sacaron ya no recuerdo como, solo recuerdo que gritaba y no dejaba de temblar, el dolor más fuerte era en el pie, en mi mano izquierda y golpes en el cuerpo. Ya no recuerdo si me llevaron en un auto o como llegué al IMSS (creo que llegué por mi propio pie), era la primera vez que iba como beneficiario y todo quedó registrado como accidente de trabajo en ese lugar, no así en la Gerencia de la empresa, quienes al regresar para presentar mi incapacidad, al siguiente día me ofrecieron que me presentara a trabajar sin hacer nada hasta que me sintiera bien, pero que no continuara con el proceso de accidente de trabajo, aún recuerdo el apellido del ingeniero que me propuso eso, era de apellido Limón. Debido a mi ignorancia, a la falta de apoyo de mi familia (en donde es mal visto ser chillón o débil y no se diga ser un mal trabajador) y demás factores propios de la edad y debido también a mi necesidad de trabajar, cumplí con los días de mi incapacidad y regresé a trabajar (el golpe en la mano izquierda nunca “quedó bien” y todavía en ocasiones me limita al moverlo), a los pocos días “castigaron” al supervisor conocido como El Piojo, no recuerdo por cuantos días, pero a su regreso la relación laboral fue peor, pero no más de la que se vive de manera cotidiana en esos lugares con otros compañeros de trabajo, gente que aunque los conoces y los ves en la calle, y que los identificas que son como uno mismo, es decir, alguien con necesidad de ese trabajo para salir adelante, criar una familia y llevar pan a la mesa, se “ponen” del lado de los empresarios de una manera que en el fondo, atenta contra la dignidad del movimiento obrero, de sus principios y de su ideario de compañerismo, olvidando lo mas importante de la vida, de donde vienen y quienes son. Hoy con todos los hechos y viéndolo a la distancia (sin exagerar) entiendo que el supervisor quizo matarme, ya que me ordenó que hiciera el cambio de altura de las aspas y que el fue quien accionó el interruptor a sabiendas de que estaba yo adentro de la tina de engomado, entiendo ahora que eso no sólo fue un accidente sino que incluso calificaría hoy como tentativa de homicidio con la responsabilidad que eso le generaría al supervisor y a la misma empresa, pero a esa edad con la ignorancia a cuestas y con la falta de apoyo de mi familia o de sindicato alguno, no tuve la visión de lo que significó que alguien quisiera matarme y seguramente intentar hacerlo pasar por un accidente, hoy esta historia no estaría viendo la luz a casi 23 años de haberse salido con la suya el supervisor. En 1990 ingresé a estudiar la preparatoria en el CBTis 200 pero continué laborando en KALTEX, al igual que muchas personas que buscaban un mejor futuro y que no contaban con apoyo económico, laboraba de 10 de la noche a las siete de la mañana y de ahí me iba a la escuela en Tlaxinacalpan a cubrir o al menos tratar de cubrir el horario de 7 de la mañana a las tres que en promedio terminaban las clases (porque la última hora apenas y tomaba la clase despierto, ante las burlas de algunos compañeros), de ahí a dormir y levantarse para cenar, bañarse y de nuevo el trabajo, así por varios años. Llevamos sangre obrera, mi abuelo trabajó en La Josefina, sus hijos y mi madre igual trabajaron en empresas como obreros, en su mayoría compaginando el trabajado asalariado con el campo y sus labores, otros tíos incluso se desempeñaron como supervisores. En transmisiones donde abordamos marchas obreras, protestas o quejas por falta de pagos, o nos piden que revelemos maltratos y demás, siempre tengo la oportunidad de reafirmar de donde vengo y quien soy, además de lo que corre por mis venas, soy un obrero que viene desde lo más bajo, de vivir por mucho años amontonados junto con 6 personas en un cuarto de 4 x 5 metros, de arrimados y apestados por muchos años en casa de los abuelos que le dieron acogida a mi madre luego de que mi padre nos abandonó, por lo que mi madre trabajaba hasta en dos empleos al día para poder sacarnos adelante, ese soy yo, soy producto del amor de una mujer que pudo darme lo básico y de ahí me fijé como meta ser alguien en la vida. Al final esta historia hoy se ha convertido en un motor que me impulsa a sumarme a las quejas que los obreros principalmente de Tepeji, sufren ante empresarios o directivos abusivos, o personal que los maltratan y que violan la ley y los derechos laborales de mi gente, de mis amigos, de mi familia, de quienes son como yo, trabajadores que no nacimos en cuna de oro, que para salir adelante dedicamos nuestro mejor empeño y esfuerzo, que a sabiendas de lo difícil que es vivir con un salario, no dejamos de buscar mejorar en nuestras vidas, principalmente estudiando, preparándonos, aprendiendo oficios que aplicamos luego del horario de trabajo para completar “pal chivo”, porque el obrero de Tepeji es alguien que siempre busca mejorar su casa, por eso en Tepeji la mayoría usamos las “vacaciones” para pintar y hacer “talacha mayor” en nuestros hogares en esos días, es una cultura obrera, de la cual estoy orgulloso y que un día busco que se lleve a cabo en el gobierno municipal, que los gobernantes y empleados de gobierno copien y respetan esta misma cultura, pues Tepeji es obrero, por Tepeji corre sangre obrera y Tepeji un día debe tener un gobierno obrero. Esta historia que hoy por primera vez ve la luz pública, me sirve de catarsis ya que pretendo llegar a los 50 años sin esas cargas que he llevado en mi mente, pero igual las comparto para dar cuenta de lo que nos motiva en nuestro esfuerzo por informar, el ayudar a denunciar las injusticias en donde quiera que estas se presenten, como es el caso de las empresas que se encuentran asentadas en nuestro municipio. Las injusticias deben ser erradicadas, el obrero debe dejar de ser visto como un número nada mas y el obrero por su parte debe recuperar su dignidad, incluso dejando de ser carne de cañón para políticos que solo los usan en temporadas electorales. Los accidentes laborales no son cosa menor, en casi 25 años de labor he reportado decenas y decenas de muertes en CFE, en Pemex, en talleres de soldadura, y por supuesto en empresas como KALTEX y Zaga entre otras, hoy me pregunto cuantos de estos “accidentes” lo fueron en realidad o si no fue la mano de un “piojo” el verdadero responsable de algunas de estas muertes. Un sobrino cayó de un techo en una empresa en la que laboraba, para “fortuna” el accidente no pasó a mayores, pero le pidieron no denunciarlo y finalmente al poco tiempo fue despedido, entre los accidentes que ya en mi labor de informar me causaron mucho impacto, fue el de varios trabajadores que murieron al caer un ascensor “hechizo” en la empresa Zaga, ese en particular me causó tanto impacto por las historias que los obreros nos contaron sobre dicho aparato, el cual no contaba con la tecnología y seguridad necesaria como quedó de manifiesto ante ese horrible accidente que cobró la vida de varios empleados. La experiencia personal sufrida a los 15 años de edad en ese hecho que casi me costó la vida, a la larga me sirvió para amoldar los principios que hoy nos mueven al informar, que nos motivan a enfrentar a los “grandes y poderosos empresarios” cuando estos cometen injusticias o buscan ocultar estos accidentes, si bien es necesario señalar que no somos enemigos de empresas o sus propietarios y quienes las dirigen, porque no lo somos, a veces estar en los extremos del hilo de la vida nos hace enfrentarnos, pero en nuestro caso siempre que enfrentemos una batalla por informar, será para buscar la verdad y el bienestar de la gente, de nuestra gente, de la sangre obrera de mi ciudad. ... haremos historia, no andaremos de rodillas…
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